La gente es como los cactus, mientras estas paveando te pinchan y te duele... ¡mira tu como te duele! y una intenta maldecirlos con cara de extrema diarrea pero y que... siguen ahi inmoviles, verdes, llenos de agua y ¡por supuesto, como olvidarlo! de espinas, ¡miles de espinas!, puntiagudas, filudas, peligrosas, hasta un punto radiactivas y corrosivas. Y no se que alego tanto, si yo tambien eh sido un cactus, de esos bien brillantes, que no sabes si es una manzana verde, si de esas mismas, cultivadas en el litoral central, o un pobre especimen que intenta sobrevivir a todo sol, apartado en un cerro arenoso de la 2da region... ¡Y como no quieren que me transforme en un cactus!... ¡Si realmente odio que me pasen a llevar! Odio ver como la gente vomita palabras fluoradas de su boca sin antes pensar un poquito en la conciencia. ¡Conciencia! punto clave, ¿Que es una sin eso? pues NADA, y en eso se convierten esos cactus, comunes y corrientes, silvestres, puestos en un aburrido paisaje que te oxida las entrañas, puestos en su lugar... nada con nada.
Y a pesar de ser un cactus, algunos intentan salir, tener conciencia, transmitir conciencia y pelear por aquella. Para esos cactus solo queda la brisa marina de la costa del norte, la luminosidad de su carnoso cuerpo verde brillante.
Volah añeja, rescatando recuerdos :B
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